Recidando

Me he atrevido a investigar
los dimes y los diretes
de la extraña relación
entre dar y recibir.

Y en este precioso baile,
entre el que da y quien recibe,
empiezo a perder los bordes.

¿No será que quien recibe
-por ejemplo, un buen regalo-
está dando a quien lo ofrece
la oportunidad de darlo?

¿No será que quien regala
-y parece que está dando-
en el fondo es quien recibe
placer de estar entregando?

Cuando te abres a la vida
y recibes su regalo,
de la misma encuentras cancha
para ir tu vida cantando.
Y quien te cruzas encuentra
pasión, corazón, encanto,
y se sabe algo más lindo,
y se siente regalado.

En el misterioso surco
de las heridas que se abren,
cuando el dolor de la vida
te pega, y te pega fuerte,
en el fondo de tus simas,
cuando sientes que tu mundo
es perdido y sientes muerte…

En ese bello resquicio
del vacío de la existencia
ves la muerte, y ahí te entregas.
Y el último dar que tienes
cuando rindes a la vida
poder morir, pues no quieres
sostener ya tu presencia…

la vida otra vez regala,
y despiertas: – ¡sigo vivo!
y en ese tu último dar
está el primer recibir

y un nuevo juego comienza.

Si tu dar es verdadero
si tu recibir sincero,
verás como yo ahora veo
que es lo mismo:
no hay distancia
sí hay coherencia.
En cada pizca que entregas
un mínimo hueco dejas
para que la vida plena
te rellene con su esencia.

Y cada vez que permites
que esta danza en ti suceda,
verás, como yo ahora veo,
que dentro de ti algo crece.
Y un poco más de tu espacio
ahora tienes en tu dar
y un poquito más de hueco
listo para recibir.

He aprendido, y a Dios doy gracias
que recibo cuando doy
y me doy cuando recibo
.
Y en el camino de hoy
ya no quiero ser tacaño
.
Vivo abierto, cuanto puedo.
Y el camino…
    va pa’ rato.

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0 respuestas a Recidando

  1. mariuca dijo:

    Guau!!.. Que bien expresas mi sentir!… Comparto tu experiencia viva de la entrega en esa danza, del dar y recibir, Andoni.
    He ido, paso a paso, descubriendo en mi vida ( especialmente, gracias al tantra y la meditación) este fluir del río del Amor, que tan bien expresas; seguiremos en El, ésto ya no tiene vuelta atrás…
    Un abrazo, compañero.

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