El pánico a decrecer

Hablaba hoy con dos amigos del momento social tan especial que estamos viviendo, de forma más o menos consciente, de forma más o menos atemorizada.

La fantasía capitalista del crecimiento continuo en la que hemos vivido nos hace difícil aceptar una realidad que, la mires por donde la mires, desde mi punto de vista es impepinable. O aprendemos a vivir con menos o sobramos unos cuantos.

Ni sé ya las charlas de innovación, motivación, organización empresarial, etc. a las que he ido en las que he recibido el mensaje: «hay que encontrar la manera de seguir creciendo» (sea innovando, externalizando, consiguiendo la motivación de los empleados, etc. etc.). Crecimiento, al fin y al cabo, entendido siempre en la empresa como vender más. Preferiblemente, gastando menos. En el individuo, ganar más para gastar más.

Y lo que pienso yo que hay que encontrar es la manera de ser más auténticos y más felices. ¿Qué tal si probamos a ser más felices trabajando menos, consumiendo menos, teniendo más tiempo para disfrutar, pasear, sentirnos a nosotros mismos, compartir un cafecito con las personas que merecen la pena…?

En este tiempo de locura y desvarío, mi propuesta, seguramente, la juzgará loca el mercado en el que vivimos. Si tenemos el 20% de parados, probemos de media a trabajar todos el 80% y a cobrar el 80%, y así hay sitio para todos. ¿Podríamos vivir con el 80% de lo que cobramos? ¿Podríamos renunciar a un montón de elementos superfluos con los que vivimos?

Ya me sé la historia de «pero si no puedo cobrar menos, ya vivo con lo justo». Me la he creido mucho tiempo…

Yo quiero seguir creciendo, pero no quiero cobrar más (y ya ni hablemos de trabajar más). Quiero tener tiempo para crecer de otras maneras. Aprendiendo, compartiendo, volviendo a estudiar, relajándome, teniendo tiempo para contemplar… Así que propongo recomprar el 20% de mi tiempo con el 20% de mi salario. Estoy seguro de que esa va a ser una maravillosa inversión en lo único que es irrecuperable en esta vida: mi tiempo. A cambio, renuncio a la casa mejor, al coche mejor, a la ropa mejor y a la tele mejor. Me niego a seguir soportando un sistema que, para sobrevivir, necesita que gane más y consuma más.

¿Y si el pánico que da tener menos, cobrar menos, consumir menos… no fuera más que el miedo a perder seguridad? A lo mejor un buen día nos damos cuenta de que la seguridad es un cuento que nos han contado, una mentira que nos han vendido. ¿Qué seguridad individual hay en una vida que mañana puede acabar sin motivo aparente? ¿Qué seguridad colectiva hay en un sistema insostenible que puede romperse definitivamente dentro de meses? Ya no la compro.

Y ya no la vendo. No quiero darles un mundo tan falso a mis hijos.

Y esta reflexión de la seguridad me lleva al cuento de la hormigarra… pero ese, os lo cuento otro día [no he podido evitar la tentación… y ya os lo he contado].

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0 respuestas a El pánico a decrecer

  1. Rosa-Alma dijo:

    Tu si que vales, baby. De verdad, es genial, que pedazo de reflexion. Si todos hiciesemos lo mismo, a lo mejor, arreglabamos todo este caos.
    Te propongo for president, seguro que algun voto, seguro que mas de los que crees sacabas pero mejor pensado…..no. Prefiero leerte y que nos hagas darnos cuenta de lo mal que lo hacemos todos.

    Bravo y zorionak por hacerlo tan bien
    Besos

    • Andoni dijo:

      Gracias, amada. Este caos, lo vamos a arreglar entre todos, seguro. Quizás aún nos falta un empujoncito, pero la vida nos lo va a dar, queramos o no. 🙂
      Ya tengo un voto (el mío me lo tengo que pensar aún), queda mucho menos de aquí a la Casa Blanca. Lo primero que haré será cambiarle el nombre a Casa Arco Iris. Quizás no sea una manera popular de iniciar mi mandato pero… ¿a quién le importa la popularidad para llegar a ser presidente? Jajaja…
      Además, me puedes dar algunos consejos sobre la política… Muchas gracias y mil besitos a la Presidenta de mi club de fans, futura asesora del Presidente Eguíluz 😉

  2. Marilou dijo:

    Y yo añado algo más. De dónde sacamos que para que haya trabajo para todos esos parados ganemos menos? Y vuelvo a tu gran historia de estar anestesiados, no nos estarán anestesiando para que pensemos eso? Mi teoría (inventada porque no sé cómo sujetarla) es que llega para todos pero el problema es que el «jefe» ganaría menos. La solidaridad está bien pero así planteada hay algunos que siguen sacando el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo. ¿Es justo?

    • Andoni dijo:

      Bien! Discusión. Me encanta 🙂
      Primero: que trabajando el 80% hay trabajo para el 100% no es discutible, es una certeza matemática 🙂 (otra cosa es la especialización, claro: un tema no baladí, porque el paro se concentra en los perfiles menos especializados)
      Segundo: nunca he dicho cobrar menos por trabajar lo mismo. Eso sí es una «anestesia» capitalista. De hecho ha pasado en Alemania donde, con matices, han renunciado a sueldo para mantener el empleo.
      Tercero: no he dicho que sea la única solución 😉
      Cuarto: sí creo que en 50 años hemos sobredimensionado el tiempo de vida que la sociedad, en su conjunto, dedica a trabajar: y creo que ese crecimiento es artificial. Provocado. No natural (no lo hemos elegido libre y conscientemente).
      Quinto: una cosa es el reparto de trabajo, y otra la de dinero. Es posible que en un mundo con reparto más equitativo habría para todos. Pero es obvio que no hay para que todo el mundo tenga el «way of life» occidental de consumo masivo y desperdicio contínuo.
      Sexto: he sido «jefe» casi toda mi vida y sigo hipotecado hasta las cejas, así que no comparto tu teoría del jefe 🙂
      Séptimo: no propongo esto desde la solidaridad (para nada, aunque no estoy en contra de la solidaridad). Lo propongo como coherencia vital, como respuesta a un sistema que nos ha alienado hacia la hiperproducción orientada al consumo. Mi hipótesis no es que haya que hacer caridad renunciando al trabajo para que otros lo tengan: es que algunos trabajamos más de lo que deberíamos, y otros menos.
      Octavo y último (que ya me vale): a tu pregunta: no, no es justo. El error del reparto del sistema capitalista es que se orienta a los «listos»: el precio lo pone el mercado (a mayor demanda, mayor precio). Estoy más de acuerdo con el comunismo, orientado a lo «justo»: el precio es de consenso y depende más del esfuerzo que del mercado, aunque… no de la forma en la que se ha planteado en la historia. Quizás hay un comucapitalismo por descubrir…
      En cualquier caso… ¿cómo sientes tú lo del pánico a decrecer? 🙂
      Besos y gracias por tus opiniones!

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