Me plantearon hace unos días el reto de resumir unas ideas esenciales para la intimidad. Leyendo en el Correo hoy que una vez a la semana también es poco para ellas (ya era hora de que alguien lo dijera) 🙂 me voy a animar a escribirlo. Es verdad que hay tropecientas webs de consejos, propuestas y técnicas para el sexo y allegados, pero ¿podríamos reducirlo a los principios básicos? Siendo hombres, nos vendrá bien tener pocas ideas que tener en cuenta… 😉 [Post para «mayores» emocionales]
Antes de la lista, por centrar el término, mi definición particular de intimidad en lo que a este post se refiere: Espacio privado, profundo y reservado, espiritual y corporal, de una persona y de la pareja.
Pues nada, me arriesgo. Ahí va mi lista de 7: Presencia, Preparación, Sensibilidad, Coraje, Profundidad, Creatividad, Comunicación.
1.-Presencia. (Yo diría que es el «mandamiento» que resume todos los demás) En este rato, estoy aquí, y ahora. Conmigo y contigo. Fuera molestias, fuera interrupciones. A los niños se les puede pedir que respeten un tiempo y un espacio. Al móvil se le puede apagar. A la mente estresada, se la puede invitar a que en este rato, no haya nada más… que tú y yo. Y no hay prisas… (Y si no hay más remedio que tener el móvil abierto… ¡por favor, avisa antes!)
2.- Preparación. Si para ir al partido lo preparamos durante días, lo anticipamos, soñamos con el resultado… ¿por qué no darle la misma o mayor importancia al rato de intimidad? En un mundo ideal cualquier momento es bueno, pero en la vida que llevamos corremos el riesgo de que nunca sea un buen momento… Así que preparo el espacio, busco el tiempo, adapto mi agenda. Compro una rosa, enfrío la botella de cava, pongo una velita, invito a mi chica a que también lo prepare (o me arriesgo a sorprenderla). En cualquier caso, sin expectativas, no esperando lo que vaya a pasar sino acogiendo lo que pase, y disfrutando con ello; y es que ¡preparar y programar no son lo mismo!.
3.- Sensibilidad. Vale, soy el hombre. El cazador, el duro, el machote. Pero también tengo mi corazoncito ¿no? ¿qué tal si no lo dejamos fuera?. Piensa en qué le gusta, encuentra con qué disfruta. La escucho, varío, juego, experimento. Conecto con ella. Es solo ¡ella!, no es como dice el libro, no reacciona igual que las otras. Ni siquiera reacciona igual que como ella misma lo hacía ayer. Eso como hombre lo puedes sentir como una putada, o puedes aprender a verlo como algo hermoso. Ella es así hoy, única e irrepetible: sé sensible a lo que necesita, a lo que muestra, a lo que no se atreve a mostrar…
4.- Coraje. ¡Atrévete! No, no estoy pensando en vencer al dragón con la armadura y la espada. Pedir lo que uno desea con cariño y sabiendo que el otro no está obligado a darlo no es fácil. Otras veces, en la intimidad no salen las cosas como esperamos. Conecto con algo que me molesta, con mis vergüenzas, o no sale bien algo que planeé, ella está molesta, es todo un completo desastre… En ese tránsito de la derrota, el abandono o la vergüenza, el valor está en aceptar, mostrarte, no huir. Comunicar lo que sientes, no protegerte, mostrarte vulnerable a tu mujer es de las cosas más hermosas que le puedes regalar. No huyes de tus victorias: no huyas de tus derrotas. En cada compartir hay una oportunidad de aprender, de crecer y de profundizar. Y quién sabe si después de la mayor decepción espera la más dulce recompensa…
5.- Profundidad. Esta sociedad post-represión tiende a trivializar el sexo y llevarlo al extremo opuesto. Como si fuera gimnasia. Un rato de placer sin compromiso. Pero sabemos y hemos experimentado que es mucho más que eso. Es un desperdicio hacerlo superficial. Dos personas en la intimidad entregan y muestran su ser más escondido, más vulnerable, más íntimo. No cuidarlo, no darle valor, no hacerlo sagrado… quizás me deje físicamente satisfecho, pero me puede dejar interiormente vacío… y probablemente de mala leche. ¿Por qué no darle el valor que tiene?
6.- Creatividad. Y siendo el sexo serio, también se puede vivir como un juego. Más que un tres en raya, es un transformer. No hay manual que pueda enumerar el sinfín de maneras en las que podemos hacer el amor, y los infinitos modos en que podemos combinarlas. Y no hablo solo de Kamasutra. Soy creativo, propongo, me atrevo a experimentar, con alegría. Siempre desde el respeto de que ella puede no querer, puede no estar preparada ahora… nunca desde la obligación ni desde el reto. Nada peor que un manual de «qué conseguir»…
7.- Comunicación. Puedes ver la intimidad y hacer el amor como un fin o como un medio. Si lo haces de este segundo modo, es una manera de compartir, de conectar, de crear un espacio de máxima cercanía desde el que comunicar y expresar. Para acercarnos, para aprender, para expresar los deseos y los miedos, para que aparezcan las emociones y acogerlas con cariño. Estoy abierto a hablar, a escuchar. Y aunque tenga sueño, me esfuerzo en darle valor a no quedarme dormido inmediatamente después… ¿has estado con alguna mujer a la que le guste que te pongas a roncar en cuanto acabas? Yo, no. 🙂
8.- [Sugerida por Marilou] Naturalidad. No hay papel que interpretar ni oscar que ganar… ¡Sé tu mismo! Nada peor para la intimidad que no quitarse las máscaras…
Me dejo fuera desinhibición (y apertura, ambas las siento incluidas en el coraje) y entrega (supongo que asociada a la presencia y la profundidad). Y a la apertura y capacidad de dar y recibir, no tengo claro cómo incluirlo en una sola palabra… ¿generosidad?
Por si lo quieres pegar en la nevera, lo mismo en formato corto: 🙂
Las 7 invitaciones para la intimidad
1. Mantente presente.
2. Prepara el espacio.
3. Sé sensible contigo y con ella.
4. Atrévete a mostrarte.
5. Vive el momento con profundidad.
6. Sé creativo. Juega.
7. Comunica lo que sientes y escucha lo que siente.
(Y sé generoso, entregándote a dar y estando abierto a recibir.)
Hombre que lo lees ¿quieres aportar alguna otra? ¿Cuál es tu lista?
Mujer que lo lees ¿te gustaría que tu hombre incorporara otras cosas? 🙂
4 respuestas a Mis 7 ideas básicas para la intimidad (para hombres)