… la puerta está abierta de par en par,
las ventanas dejan salir sus cortinas salvajes,
domadas por el viento;
las luces del hall están encendidas
y el suelo, recién encerado,
parece estar pidiendo que llegue el visitante,
que no es tal. Es camarada,
es compañero, es dueño, es habitante.
El que llega, a la vez es acogido y acoge,
a la vez se ofrece y recibe.
El alma amiga, que siempre que vuelve
pide permiso, aunque bien sabe en su sentir
que no lo necesita.
Querida alma amiga,
puedas o no puedas venir mañana de visita,
que tu día a día esté plagado de sonrisas profundas,
llenas de amor, pasión y alegría,
templadas de compromiso y responsabilidad,
abiertas de libertad.
Querida alma amiga,
Te vea cada día o no te encuentre en lustros,
que ese algo que nos une, tan desinteresado,
haga que conmigo te sientas siempre en casa.
Como yo contigo.